lunes, 9 de junio de 2008

BRECHA DIGITAL

Brecha Digital. Separación Usuario/Tecnología.
Situación de Venezuela con el resto de los países Latinoamericanos y del Caribe

En el mundo de hoy, ya sea para una persona, empresa u organización, el poder acceder a las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) es un requisito importante para participar de una sociedad cada vez más dependiente de la tecnología.

“El concepto de brecha digital se usa para cuantificar la diferencia existente entre sectores que tienen acceso a las herramientas de la información y aquellos que no lo tienen o que, aunque lo tengan, no saben cómo utilizarlas. Como tal, la Brecha Digital es un fenómeno real y actual, basado en diferencias previas al acceso a las tecnologías”[]


El término procede del inglés digital divide, utilizado durante la Administración Clinton (E.E.U.U.), aunque su autoría no puede ubicarse con toda precisión. Este se empleó para hacer referencia a la fractura que podía producirse en los Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados", en la sociedad estadounidense a finales de la década de 1990.


“Algunas otras expresiones que han sido usadas para referirse a la Brecha Digital son divisoria digital, brecha inforcomunicacional y abismo digital.


Uno de los aspectos más recientes que han sido analizados[2] sobre la brecha digital, tiene que ver no solamente con el acceso a Internet, sino con la calidad de dicho acceso y la disponibilidad de conexiones de banda ancha que permitan acceder a contenidos multimedia en tiempos y costos adecuados al contexto de los usuarios.

“De forma específica, el investigador holandés Jan van Dijk identifica cuatro dimensiones en el acceso: la motivación para acceder; el acceso material; las competencias para el acceso; y el acceso para usos avanzados (o más sofisticados).

Los principales grupos de la sociedad civil que participaron en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI), dieron vida a la campaña CRIS, (Communication Rights in the Information Society –Derechos de Comunicación en la Sociedad de la Información), con el objetivo de infundir cuestiones relacionadas con los medios de gobierno y derechos a la comunicación.

La inclusión digital, hay que pensarla como un asunto colectivo, donde los beneficios sociales hay que verlos en relación a los que se generan para las comunidades, organizaciones, familias y grupos que sacan provecho de las tecnologías, aunque no tengan acceso a éstas.

Según la Organización Mundial del Comercio, las nuevas oportunidades tecnológicas (y del libre comercio a escala global) serán el motor de una "tercera revolución industrial". Gracias a las TICs, se sostiene, se podrán anular las brechas de pobreza y de falta de recursos existentes, confrontándose en el campo de la economía, de las transformaciones políticas y sociales, de la identidad, en la cultura y en el poder, modelando nuevas relaciones a escala global.

“han señalado que si bien en las grandes agendas internacionales se enfatizan los grandes beneficios que las Nuevas Tecnologías pueden tener para los países del Sur, lo que hasta ahora se identifica con la Sociedad de la Información, se muestra como una invención de las necesidades de la globalización, vista como un fenómeno neoliberal; un desarrollo que no tiene en cuenta las necesidades de un Sur, que se encuentra en la parte equivocada de la brecha digital”.

Según esta visión, son los países del Norte los principales propietarios y beneficiarios de la World Wide Web, así como de la industria del hardware, del software y de la producción de los contenidos, el 70% en inglés. El Sur permanece excluido, y con ello aumentan las diferencias sociales regionales, y se impone un modelo de desarrollo "desde el Norte", a su imagen y semejanza.

De la mano con la alfabetización y educación de los distintos sectores de la población, se ha tratado de minimizar el impacto que la tecnología de la información ha tenido en lo que respecta la división de las personas como entes individuales y comunidades organizadas.

A estas personas se les marca de ignorantes o menos cultos, por el simple hecho de no poseer los recursos con el cual pudiera involucrarse de forma activa en la sociedad automatizada. La falta de política de estado, que permita la inclusión de todos por igual, es otro de los factores que aumentan o expanden esta brecha.
En el caso latinoamericano, en comparación con otros países, esta brecha se abre más cada día, así como, las poblaciones y comunidades están más austeras de herramientas que le permitan evolucionar y desarrollarse.
El creciente aumento de la brecha digital ha provocado gran preocupación de organizaciones internacionales, organismos no-gubernamentales, así como también del sector empresarial, por el hecho de que los países del sur y poblaciones, con escasos recursos para beneficiarse económicamente de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), puedan quedar rezagados por la revolución de la información.
El acceso a conexiones rápidas en los países en desarrollo, aún se encuentran muy desconectados de la Internet o lo hacen con velocidades de conexión muy lentas, lo que repercute negativamente sobre la producción, educación y sociedad de las naciones.

Según expertos de la ONU, reunidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) en su Informe de la Economía de la Información 2007-2008 "La difusión de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en los países en desarrollo está creciendo, pero esos países están muy por detrás del mundo industrializado".

Anh-Nga Tran-Nguyen, una responsable de la UNCTAD, explica que la brecha en el uso de la banda ancha se agrandó por culpa del "rápido paso del desarrollo tecnológico" y los altos costos asociados.

En otros campos, la UNCTAD constata progresos en la reducción de las distancias, como en el caso del uso de la tecnología de la telefonía celular. En este aspecto, anota, un dato es positivo, ya que el crecimiento de la penetración de las telecomunicaciones móviles ha sido notable, y porque el uso de la telefonía celular "es un punto de partida de la alfabetización digital"

La Fundación CTIC (Centro Tecnológico de la Información y de la Comunicación) y el Gobierno de la región de Asturias han puesto en marcha una iniciativa para financiar programas de desarrollo que permitan reducir la denominada 'brecha digital' en los países de América Latina y el Caribe.

Venezuela no escapa a esta problemática existente en el mundo entero. Aunque el estado, en la actualidad lleva a cabo planes para reducir de forma significativa este índice (nacionalización CANTV, planes CANTV equipado y reducciones en las tarifas de telefonía móvil), el alto costo de la tecnología aunado con la inflación sostenida en los últimos tiempos, ha repercutido en un número significativo de personas de los sectores humildes sin acceso a medios tecnológicos (comunicación banda ancha, computadores y equipamientos electrónicos automatizados.

Por otra parte, el gobierno venezolano ha adoptado estrategias de automatización de procesos (Gobierno Electrónico) y elaboración de su propia tecnología con la intención de abaratar los costos para la adquisición de recursos Informáticos así como también la inclusión de Software libre en los organismos gubernamentales.

El Ministerio de Ciencia Y Tecnología, a través de sus misiones asociadas, es garante de informar, impartir y poner en marcha proyectos, para de esta manera, reducir el margen digital entre las comunidades ofreciendo servicios de primera.

Servon, L. (2002). Bridging the Digital Divide. Technology, community and public policy. Inglaterra: Blackwell Publishing, p. 5
Serrano, A. y Martínez, E. (2003). La brecha digital. Mitos y realidades. Maxicali: Universidad Autónoma de Baja California, p. 16
Pieter Van Vollenhoven Profesor de Victimology, la seguridad y la seguridad humana y el director de la investigación de Victimology internacional instituyen universidad de Tilburg (INTERVICT), Tilburg, Tilburg, los Países Bajos
Crovi, D. (2004). Sociedad de la información y el conocimiento. Entre lo falaz y lo posible. Buenos Aires: Crujía Ediciones.

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